Cuando alguien llega a su punto de ebullición, cuando nos hierve la sangre, ni las palabras más certeras son capaces de enfriar nuestras venas, solemos tomar decisiones cruciales, locas, sin sentido y es probable que de eso se componga el cambio, de un momento de arrebato, de un instante de poca cordura e insensatez.
En algún momento recordaremos eso que hicimos y reiremos, sabremos que hemos "hecho" algo, bien o mal, seremos calificados con juicios de valor, pero al final "lo hicimos", tomamos decisiones, tiramos lo que no queríamos y nos arriesgamos, esto nos causará satisfacción y porque no, en otras veces remordimiento pero aun así lo disfrutaremos, podremos decir con orgullo. "Lo hice y no me arrepiento". No hay espacio para eso, hemos dejado camino atrás y el arrepentimiento no tiene cabida en nuestro presente. Lo hicimos¡¡.
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