domingo, 22 de mayo de 2016

Cuando nos encontramos.

       Sucede que hemos estado buscándonos todos los días hasta el día de hoy. Justo es ahora cuando alguien viene y nos cuestiona. ¿Quiénes somos?. La pregunta no es precisamente esa, la verdadera interrogante es.¿Estamos preparados para respondernos eso? y. ¿A los demás?.
¿Es posible que seamos tan fuertes, tan feroces para defender a nuestro yo?, para apartar a quien trate de exhibirnos, para terminar con palabras necias y fastidiosas de quien nos condena y, mejor aún, para  acallarnos a nosotros mismos. 

       Si nos aventuramos a ver el espejo, de frente y con claridad, seguramente no veremos nada más que a nuestro yo, este último entendido bajo mi criterio como; la cara detrás de la mascara que usan algunos para salir y caminar entre la gente, la inexistencia existente de nuestra persona y, siendo honestos veremos un poco más allá del rostro en el espejo.El reflejo claro, transparente. Ni más ni menos de lo que hemos decretado. Esencia, vida y ser.

      Todo lo que decidimos mostrar de nosotros mismos es a partir de nuestra convicción, por decisión y carácter. Nunca nadie podrá elegir en nuestro nombre, ni mucho menos indicarnos que hacer ni quienes ser. Somos humanos conscientes y vulnerables de nuestras acciones,.Fuimos educados, forjados bajo ideales distintos pero, a pesar de eso sabremos tomar lo mejor de ello y seguiremos adelante en la vida.

       La mayoría hemos tenido una guía en nuestras vidas, sabemos que eso es un ensayo para cuando ya no tengamos mentores. El resto del camino es nuestro, todos los días hasta el fin de nuestra existencia. Dejémosle saber al mundo quienes somos, que queremos. Atemos lenguas, palabras, que nuestro yo no pueda ser usado en nuestra contra.

      Decía El Marqués de Sade, "Toma lo tuyo y permite que los demás disfruten de los placeres propios".



       


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